La lengua. Ese magnífico órgano blando que habita dentro de nuestra boca y al que tan poca importancia damos. Parece que, salvo cuando hay una candidiasis y se pone blanca, o con un aspecto extraño como en la lengua geográfica, a la lengua nunca le pasa nada, y está ahí pues apenas para decir la R. Y eso en castellano, que tiene una pronunciación diferente respecto a otros países. Me pregunto de qué viven los logopedas franceses, a quienes nunca les llegará un paciente «porque no dice la R». Y, perdonadme, pero decir la R no es vital. Sin embargo, la lengua cumple una serie de funciones que quizá vitales no son, pero pueden reducir bastante la calidad de vida de las personas. Vamos a ir analizándolas. Ya aviso de que es un post largo. Ve a hacerte una infusión, un bocadillico o algo porque seguro, es el más largo de todo el blog.

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  1. SUCCIÓN
  2. MANTENIMIENTO PRESIÓN NEGATIVA OROFARINGE
  3. AUTOCLISIS
  4. MANEJO DEL BOLO ALIMENTICIO
  5. DESARROLLO DEL PALADAR
  6. DESARROLLO DE LAS FOSAS NASALES
  7. MANTENIMIENTO DEL CALIBRE DE LAS VIAS AEREAS SUPERIORES
  8. ABSORCION DE SUSTANCIAS
  9. ÓRGANO SENSORIAL
  10. SENTIDO DEL GUSTO
  11. FUNCIÓN SOCIAL
  12. FONACIÓN
  13. CONTROL POSTURAL
  14. DRENAJE LINFÁTICO

SUCCIÓN
La función más importante para el recién nacido. Sin una succión eficaz, la lactancia se puede complicar bastante. Dolores, grietas, desesperación, culpabilidad en la madre. Fallo de medro, caída de percentiles, desconsuelo, impotencia en el bebé. Reflujo, tragar mucho aire, dolores de tripa, omeprazol, ranitidina (y sus efectos secundarios que se manifiestan a largo plazo). Ojo, que esto también puede suceder en el bebé alimentado con biberón cuando la lengua no funciona correctamente y no puede succionar bien la tetina, se le escapa, la aprieta con los labios bloqueando el flujo de leche en vez de exprimiendo. Para que la succión se lleve a cabo con normalidad, la lengua tiene que funcionar toda entera. No sirve que el tercio anterior esté más o menos libre pero los tercios medio y posterior no tengan la movilidad suficiente. La lengua, cuando es funcional, descansa en el paladar. A lo largo y ancho del paladar, no solo la punta. A veces la punta sube, la punta avanza, la punta sobrepasa el labio… pero el resto de la lengua está anclado al suelo de la boca. Tiene la movilidad reducida. Como el señor que camina con muletas. Puede llegar a todos los sitios… sí, pero gasta más energía, se cansa, hay cosas que deja de hacer porque le supone demasiado esfuerzo, o incluso le duele. La punta de la lengua fija el pezón contra las arrugas del paladar, y el resto de la lengua exprime el pezón para obtener la leche. La parte posterior es la que interviene en la deglución correcta. Desde luego es imprescindible la valoración de la función lingual en el recién nacido cuando no puede alimentarse con normalidad, es decir, al pecho.

MANTENIMIENTO PRESIÓN NEGATIVA OROFARINGE
Estudiamos muy bien los músculos intrínsecos y extrínsecos de la lengua, pero no reparamos en que para que esta funcione su punto de anclaje, donde se apoya para hacer bien su función es en el paladar. El paladar duro es parte del maxilar superior. Y como el techo de tu casa es el suelo del vecino de arriba, el techo de la boca es el suelo de las fosas nasales. La lengua, cada vez que tragamos, expande a lo largo y a lo ancho el paladar. 2000 veces al día. Eso son muchas veces, eso es mucha fuerza. Imagina hacer 2000 abdominales al día. Pero ahora imagina si los haces mal. Te destrozas el cuello, el abdomen, las lumbares. Tragar poniendo mal la lengua también hace mal al cuello, espalda, hombros… Además de 2000 degluciones al día, la lengua, el resto del día, descansa. Pero no descansa, o no debería descansar, sobre el suelo de la boca, o encima de las muelas, o empujando a los dientes de delante. Cada vez que tragamos con los labios bien cerrados la lengua automáticamente se «adhiere» al paladar. Pero esa adhesión, por vacío, se rompe cuando abres la boca. Abres la boca para meterte alimento, entonces, normal, la lengua baja para que entre el bocado que vas a comerte. Y luego deberías cerrar la boca para masticar. La humanidad entera no tiene por qué ser testigo de cómo manejas el alimento en tu tubo digestivo, después de todo. Cuando tragamos, lo hacemos a expensas de ese vacío conseguido al cerrar la boca. Y así mantendremos la presión negativa dentro de la cavidad orofaríngea. Todo nuestro organismo trabaja bajo presión negativa. Si te dan una puñalada en el abdomen, se te salen las tripas. Si te la dan en un pulmón, se colapsa. Trabajamos en negativo. Cuando abrimos la boca se pierde esa presión negativa. La recuperamos al tragar… y la vamos perdiendo al respirar por la nariz, poco a poco. Y volvemos a tragar, incluso mientras dormimos, no porque se nos inunde la boca de saliva, en reposo, sino porque perdemos esa presión negativa. Y he ahí la importancia de la lengua no solo para comer, sino el resto del día. Mantener esa presión negativa es lo que hace que la trompa de Eustaquio se mantenga abierta. Si la boca se abre, la lengua está baja, la trompa se colapsa, es decir, se tapona por sí misma, Imagina un calcetín. Si tiene un pie dentro, el calcetín tiene forma tubular. Si lo sacas del pie, se aplana, se colapsa. Pues esto es lo mismo. Y el moco que hay en esa parte de la faringe, donde está el extremo de la trompa de Eustaquio, no se mueve, se queda ahí y es más fácil que se infecte.

AUTOCLISIS
Llamamos «autoclisis» a la capacidad de limpiarse a sí mismo. La boca tiene por sí misma la capacidad de mantenerse limpia (si no fuera por la cantidad de azúcar y almidones que tomamos, no necesitaríamos ni cepillo ni pasta de dientes). La lengua es el cepillo de dientes natural que tiene la boca. La saliva es el dentífrico natural. Cuando se te queda un trozo de comida entre las muelas, o debajo del labio, entre los dientes o pegado al paladar, es la lengua quien lo saca de ahí. La lengua está formada por un montón de músculos que le da una increíble y exclusiva capacidad de adoptar diferentes formas: puedes ponerla en forma de punta, expandirla a lo ancho, que adquiera forma de cuchara o incluso de rulo. Puedes tocar sin esfuerzo los dientes de delante y las muelas de atrás. Ni siquiera es demasiado complicado tocarse la campanilla con la punta de la lengua, aproximarla casi hasta tocar la nariz o la barbilla y churrupetearte los labios en todas las direcciones posibles. La lengua es capaz de llegar hasta el último rincón de la boca para localizar ese trocito de comida que se ha quedado por ahí perdido, una pepita minúscula de fresa en el surco de la muela del juicio de arriba a la derecha, y reorientarla para poder tragarla bien. Mientras comes, si un trozo pretende salir despedido de la boca o no ha llegado a entrar, lo recuperas con la lengua en cuanto ese trocito, esa miguita, te estorba en el labio. El propio movimiento que la lengua tiene durante la masticación de comida, va a estimular la producción de saliva, que es un líquido verdaderamente milagroso cuyas funciones van mucho más allá de humedecer la comida para tragarla. La saliva es mágica. Su déficit revienta la boca, y con la boca reventada la salud general está inexcusablemente comprometida. Es un líquido vivo, como la sangre o como la leche materna, con innumerables propiedades y ciertamente, su secreción va a depender, entre otras cosas de la propia movilidad adecuada de la lengua.

MANEJO DEL BOLO ALIMENTICIO
Cuando nos metemos un buen pedazo de comida en la boca, lo deseable es que tengamos que masticarlo y que sea lo suficientemente consistente como para presentar cierta dificultad, y lo mastiquemos por un lado y por el otro. Para eso, masticamos por un lado, lo escupimos en la mano y nos lo pasamos al otro lado, ¿no? Bueno, espero que no. Para eso está la lengua, y para esto están los labios. Sin necesidad de que haya testigos que den fe y para que no se te salga el alimento de la boca como le pasaba al Monstruo de las Galletas, la lengua va sacando el alimento de un lado y lo lleva al otro, lo saca del otro y lo lleva al uno, así hasta que lo hemos convertido verdaderamente en puré y lo tragamos. De la masticación unilateral alternante depende el correcto desarrollo de la boca, de la cara, la estabilidad de la cabeza sobre los hombros, etc. En la boca tenemos muelas, no apisonadoras. Trituramos el alimento desgarrándolo y con la lengua lo vamos colocando sobre las superficies oclusales de las muelas, que son irregulares, para convertirlo en puré. Necesitamos 32 piezas para ello (20 los menores de 6 años). El problema es que con la alimentación absolutamente blanda que tomamos en el mundo «civilizado» no nos damos cuenta de que no necesitamos masticar, porque para el pan de molde y el bacalao al pil pil no hace falta mucha historia. Entonces, no nos percatamos tampoco de si nuestra lengua funciona bien o mal porque no la utilizamos. Es como si nos compramos un coche todo terreno con tracción a las cuatro ruedas, pero lo sacamos solo para comprar el periódico en la esquina de al lado de casa. Si se te estropea la tracción, ni cuenta te das. Si hace un ruido infernal al pasar de 80 km/h no lo vas a saber porque no pasas de 50. La masticación va a aumentar la producción de saliva, y la lengua va a poder hacer un bolo de un tamaño adecuado, le va a dar forma y va a ayudar a lubricarlo para tragarlo. La lengua, correctamente estimulada, con un tono normal, haciendo las cosas normalmente, va a tener la exquisita capacidad de identificar si se te está colando una espina de pescado, te va a ayudar a capturarla para sacarla de la boca y ponerla en el plato. Cuando ya parecía que tu bolo alimenticio iba para adentro, la lengua ha sido el último órgano que ha dado el visto bueno. Nos protege. Si funciona bien, nos protege.

DESARROLLO DEL PALADAR
El punto de acción de la lengua es el paladar. El paladar duro está formado por dos mitades que se unen en una sutura media que va de delante a atrás. Esa sutura se cierra ya de mayor, como las demás, pero durante la época de crecimiento ambas mitades están más o menos separadas. Cada vez que la lengua traga, se abre un poquito ese espacio, abriendo el sitio para que los dientes vayan saliendo y colocándose en las arcadas según van erupcionando. Los dientes, eso sí, tienen una orden interna de aparecer cuando les toque, en un orden muy concreto, e irán saliendo mejor o peor colocados, pero tienen que salir. Cada vez que tragamos, la lengua ayuda a expandir el paladar, hacia delante y hacia los lados. Como si aplastaras una albóndiga con una mano, que la ensanchas en todas las dimensiones. Así luego los dientes tendrán su sitio, y no se quedarán los colmillos como si fueras Drácula. Y la mandíbula, que en la masticación golpetea y tracciona del maxilar superior hacia los lados, crecerá también transversalmente, con la ayuda de la masticación y de la lengua, que, anclada por debajo de la mandíbula, tira de ella hacia un lado y otro. Así la mandíbula también se ensancha y ambas arcadas están coordinadas en tamaño, forma y función.

DESARROLLO DE LAS FOSAS NASALES
El techo de la boca es el suelo de las fosas nasales. Eso es así anatómicamente. Por encima de los incisivos superiores están las fosas nasales, y a nivel de premolares y molares, los senos maxilares (los que más se infectan cuando hay sinusitis). Así que, si ensanchamos el paladar, ensanchamos fosas nasales y senos maxilares, con lo cual podemos hacer que entre más aire en cada inspiración. Menos esfuerzo respiratorio para un mismo rendimiento. Favorecemos la respiración. Tan es así que es una práctica común realizar alguna técnica (hay muchas diferentes) para expandir el paladar en pacientes con apnea, para mejorar la respiración, y por tanto el sueño. La lengua, como vemos, interviene en la masticación, pero no cabe duda de que tiene un papel importante, y a menudo olvidado, en mejorar la respiración nasal.
El desarrollo del paladar y de las fosas nasales, implica el desarrollo de la mandíbula, y con ésta los músculos que sujetan y equilibran la cabeza al tronco tanto durante la masticación como en reposo. Por eso tenemos muy claro que la lengua es el motor de crecimiento y de la boca, de la cara y responsable también del equilibro entre cabeza y cuello. La lengua tiene relación directa con el hioides, un hueso muy pequeño que se encuentra en el cuello y que no contacta con ningún otro hueso pero tiene la clave del equilibrio del complejo cráneo-cérvico-mandibular.

MANTENIMIENTO DEL CALIBRE DE LAS VIAS AEREAS SUPERIORES
Y hablando de respiración, la lengua, cuando tiene el tono normal, el volumen normal, la movilidad normal… no está caída hacia atrás. No obstruye las vías aéreas como sucede en los respiradores orales, que no tienen el tono correcto en los músculos orofaríngeos y al tumbarse, obstruyen la vía aérea. Imagina que tienes que construir un túnel: ¿a que no pondrías pilares de gelatina para mantener la estructura? En pacientes roncadores una de las cosas más importantes que hay que tener en cuenta es precisamente cómo cae la lengua obstruyendo la vía aérea. En un paciente que es masticador unilateral alternante, y en el que su lengua y demás estructuras involucradas en la deglución funcionan con normalidad, los pilares de la faringe y la lengua no se quedarán “fofos”, y no cerrarán el paso del aire. No opondrán resistencia tampoco. La lengua, cuando los labios están sellados, no contacta con la orofaringe. Cuando lo hace durante el sueño, porque la lengua no está en su sitio, el cerebro interpreta que va a producirse una deglución e impide que pase por ahí el aire, ya que lo que va a pasar es alimento. La persona se queda en apnea, o sea, sin respirar, esperando al alimento que no llega (y que en esa espera el estómago ya ha preparado ácido para comenzar a digerirlo…) La concentración de oxígeno baja tanto que el sistema se pone en alerta, el centro inspiratorio vuelve a funcionar y la persona da una enorme bocanada de aire para recuperar los niveles de oxígeno. La lengua tiene un importante papel en el síndrome de apnea del sueño.

ABSORCION DE SUSTANCIAS
Aunque no es una función de radical importancia, no podemos obviar que la lengua está muy muy vascularizada. Si levantas la lengua y te miras en el espejo, verás a los lados dos venas moradas bastante gruesas: las raninas. Están situadas muy superficialmente bajo la mucosa. Esta membrana mucosa de la lengua puede absorber algunas sustancias, por ejemplo algunos medicamentos que se utilizan en caso de emergencia, ya que pasan desde ahí muy rápidamente a la sangre, casi como si lo inyectaras en vena. La vía de administración sublingual no requiere que te tragues el fármaco, con lo que evitas también el paso por el estómago e intestino. Se absorbe directamente.

ÓRGANO SENSORIAL
No podemos olvidar que la lengua es por antonomasia un órgano de exploración. Es muy muy rica en receptores sensoriales. Fijaos en la densidad de receptores sensoriales en diferentes partes del cuerpo: espalda 0.2-0.4/cm2, palma de la mano 10/ cm2, dedo índice 20/ cm2 y lengua 70-90/cm2.
Con la lengua podemos percibir un pelo, un granito de arena que se coló en el marisco, una pepita de fresa.
La lengua debe ser utilizada desde bebés, y así es siempre y cuando no haya un adulto cerca que diga “quita eso de la boca”. Más al contrario, la recomendación debería ser “pon eso, y eso otro, y eso de ahí a ver si te gusta, y eso lo notas áspero, a que es diferente de eso otro que es suave, y eso otro que está templado, y eso otro que es blando por fuera y duro por dentro… eso no, que es mi dedo y duele”.
La lengua está cubierta por una mucosa rica en receptores sensoriales que le dan la capacidad de discriminar no solo sabores sino también tacto, presión, consistencia, temperatura. Y tiene una representación brutal a nivel de la corteza somatosensorial en el cerebro. O sea, el cerebro le da muchísima, pero muchísima importancia a lo que la lengua nota, tanto en su parte anterior o móvil, por donde percibe el gusto, como en su parte posterior, encargada de la postura oral. Si no hay una postura oral correcta, no puede haber una postura corporal correcta. Y aunque tú no te des cuenta, tu cerebro sí, y muy bien, y dependiendo de esta postura oral correcta la lengua percibirá unas cosas u otras. La función de la lengua va a estar relacionada con la pisada y con los movimientos de los ojos. De lo que percibe una persona por los ojos, por la boca, por la piel y por los pies va a depender que emita respuestas neurológicas correctas. No es objeto de desarrollo por aquí, pero incluso ciertos trastornos del aprendizaje mejoran con una correcta sensorialidad desde la boca, ojos y pies. Y en la boca es la lengua la que manda.

SENTIDO DEL GUSTO
Por supuesto, por supuesto, no olvidemos que la lengua sirve para saborear los alimentos. Y eso, filogenéticamente tiene su importancia primitiva en tanto en cuanto los sabores desagradables, ácidos, amargos, suponían un peligro para la vida por lo que el individuo a priori los desecha. Al ser humano le atrae el dulce de la leche materna, y en general lo dulce le es agradable porque implica nutrientes fáciles para aprovechar por parte de los tejidos, sobre todo del tejido nervioso en crecimiento que tiene el bebé. Conforme crecemos, las papilas gustativas se van desarrollando. Los niños de primaria no van diciendo a sus compañeros “y me han llevado a celebrar mi cumple a un 3 estrellas Michelín… qué texturas, qué mezcla de sabores…”. Pero cuando ya tenemos 20, 25 años, vamos empezando a valorar estas cosas. Porque el gusto realmente tiene su pico de desarrollo mucho más tarde.

FUNCIÓN SOCIAL
No es que pase nada si no te comes un helado lamiéndolo, sacando la lengua y saboreándolo. Tampoco es que pase mucho si no sabes besar con lengua. O sí. O puede que a ti eso sí te suponga un freno en tus relaciones sociales. Y tener unas relaciones sociales “normales” sí es importante para el desarrollo del individuo. Pocas personas acuden a consulta con éste como su primer requerimiento de tratamiento, pero es algo que los profesionales no podemos dejar de lado y que los padres tienen que tener en cuenta.

FONACIÓN
Al ser campo de la Logopedia, no me extiendo, que bastante llevo ya. Pero vamos, que no es solo la influencia en la pronunciación de la “r”. Muchos otros fonemas dependen de la función lingual. Y no solo los fonemas sueltos… una dificultad en mover la lengua redundará en buscar palabras más sencillas, frases más cortas, discursos menos elaborados, cansancio al hablar, dificultad en organizar la coordinación al hablar y respirar, etc.

CONTROL POSTURAL
En las personas con una deglución atípica la lengua no se coloca donde debe, por tanto, las fuerzas realizadas son absorbidas por tejidos que no están preparados para ello. La lengua empuja entre los dientes, o se coloca en zonas donde faltan piezas, o e entre las arcadas dentales perdiéndose el equilibrio entre los dientes y los huesos. En este sentido, la disfunción lingual puede considerarse causa de la maloclusión o incluso ser responsable del fracaso a medio y largo plazo de los tratamientos de ortodoncia. La lengua “dentada”, festoneada en sus bordes laterales, es un signo inequívoco de una alteración en la posición de la lengua que induce una postura anormal en el cuello. De hecho, si la lengua pierde su lugar fisiológico, inmediatamente hay cambios en la actitud postural empezando por la cabeza, y bajando por la columna cervical hasta la pelvis y los pies. Es lo que se conoce como “síndrome gloso-postural”.

DRENAJE LINFÁTICO
La lengua también sirve como órgano de drenaje linfático, siempre y cuando tenga una movilidad correcta, posea un buen tono y esté bien posicionada. Si falla la propiocepción, algo por desgracia bastante frecuente, el sujeto no es consciente de la postura de la lengua, así que mucho menos va a ser capaz de mantenerla en su sitio o de moverla adecuadamente.
La punta de la lengua drena en los ganglios linfáticos que se sitúan debajo del mentón. Cada mitad de la lengua drena en el ganglio submandibular de ese lado, que se puede sentir debajo de la mandíbula. En la parte posterior, hacia la garganta, drena hacia los ganglios cervicales profundos que bajan por el cuello. Para que el drenaje sea correcto, es imprescindible una movilidad adecuada de la lengua en todas las direcciones: de adelante hacia atrás, desde los lados hacia el medio y de arriba hacia abajo Es el único músculo de nuestro cuerpo que puede contraerse y extenderse activamente. Y no solo que puede, sino que DEBE, si queremos que todas estas funciones se den correctamente proporcionando salud al individuo.

Así pues, nos encontramos un órgano básicamente formado por músculos, inervados por varios de los nervios craneales, y que interviene en un montón de funciones del organismo. Parece un poco escaso, como mínimo, el considerar intervenir un frenillo en un bebé simplemente en función de si la lactancia se está dando bien o no. La lengua no solo es importante al lactar. Está claro que NO siempre es necesario intervenir un frenillo lingual corto, porque la disfunción lingual puede ser o no debido al frenillo. Sin embargo, una función lingual correcta es necesaria para un correcto desarrollo del bebé. No todo es frenillo, pero necesitamos que la lengua funcione con una movilidad normal para que el individuo pueda disfrutar de salud a largo plazo.