El mundo ha girado en los últimos tiempos, afortunadamente, y la población general, y también los profesionales de la salud, van entendiendo que a los bebés hay que limpiarles los dientes. 

Hasta ahí bien. El problema es cuando creemos que lo hacemos correctamente, ya sea porque simplemente pensamos que tampoco tiene esto tanta ciencia, ya sea porque, por desgracia, aún hay muchos profesionales que asesoran de forma deficiente. 

Y estos son los problemas que más frecuentemente me encuentro en consulta cuando evalúo la higiene dental en los bebés y niños, que, además, llevan a “bajar la guardia” respecto al consumo de azúcares, y por tanto, indirectamente, “aumentan” el riesgo de caries. Es decir, es como si hubiéramos instalado una alarma en casa, pero como estamos seguros de estar protegidos, dejamos el dinero a la vista de los cacos. Error.

¿Qué necesitamos para una correcta higiene bucal?

1-Utilizar elementos inadecuados

Los dichosos dedales, dediles, “eso que se pone en el dedo”, “eso que venden en un juego de varias cosas” y otros nombres. Eso, ESO NO LIMPIA. Lo llamarán cepillo de dedo, pero realmente es un masajeador. Es muy útil y tiene un tacto muy agradable, para dar masajitos en la encía al bebé cuando tiene molestias porque le están saliendo los dientes, pero cepillar, limpiar, disgregar el biofilm, arrastrarlo, no, no y no. Además, las “cerdas” son demasiado gruesas, ni entran en el surco gingival (entre la encía y el diente), ni en las fosas y fisuras que tienen las muelas. 

2. No utilizar pasta de dientes

Lo que es lo mismo, utilizar una con menos de 1000 ppm de flúor. El flúor, utilizado de forma correcta, sobre el cepillo, en una cantidad adecuada, es necesario para aumentar la resistencia del esmalte al ataque ácido consecuencia del metabolismo de los azúcares Y ALMIDONES (cereales cocidos o hechos puré, o papillas, pan y todo lo que tenga miga). 

3. No ver lo que haces

Es ABSOLUTAMENTE IMPRESCINDIBLE ver dónde estás colocando las cerdas del cepillo. Eso significa bebé tumbado boca arriba, adulto por detrás, y METER, introducir, insertar, colocar los dedos de la mano izquierda separando mofletes, o lengua o labios, mientras cepillas con la derecha.

4. Estar poco tiempo cepillando cada cuadrante

Cepillar no es pasar el cepillo por aquí y por allá. Es estar pendiente de lo que hacemos, rascar el tiempo necesario y por todas las caras de los dientes. En cada diente, concentrarnos en hacerlo bien. Si no, quedarán áreas mal cepilladas o directamente algunas por las que el cepillo no pasa en semanas. Ahí ya acumularemos un grosor majete de biofilm, de color más amarillo o anaranjado que blanquecino, y la encía estará inflamada y con gingivitis casi seguro.

5. Dejar que sea la propia criatura la que se cepille.

Ni con 8 meses ni con 4 años. Lavarse los dientes bien es difícil. Constantemente, aún en pleno siglo XXI, hacemos extracciones dentales a adultos que no han sabido llevar una higiene correcta. Una cosa es fomentar los hábitos, la independencia o las rutinas. Otra muy diferente, confiar en que una personita que aún lleva pañales, que aún le duchas tú, le lavas tú el pelo, sepa llevar el cepillo correctamente a la cara interior de las muelas de abajo o a la parte de atrás de la última muela de arriba. Así y todo, por diferentes motivos, las caries en menores de 3 años fundamentalmente son en una zona tan accesible como los incisivos superiores, que se ven simplemente levantando el labio. 

6. No utilizar el hilo dental.

Los dientes de los niños deberían estar separados. Eso es casi una garantía no solo de que no habrá caries interdentales, sino de que los dientes definitivos cabrán bien en su sitio. Pero en la actualidad nos encotramos sistemáticamente bocas poco desarrolladas, con dientes juntos y pegaditos entre sí. Y ahí, o metes el hilo dental, o la suciedad se queda fermentando entre diente y diente, y entre las muelas. 

Podemos comprobar si la técnica es correcta o no utilizando reveladores de placa bacteriana. Yo creo que ya he hablado en algún post sobre ello, pero si no, me podéis buscar en Instagram, @irene.iglesias.eboca, y me lo decís para tenerlo en cuenta.

La caries es la enfermedad crónica no transmisible más común en la infancia. Sabemos cómo prevenirla. Sabemos cómo reducir los factores de riesgo y aumentar los de protección. Si tienes dudas de cómo realizar correctamente la higiene dental de tu bebé, acude a tu odontólogo infantil de confianza. Para eso estamos. Exactamente para esto. Esto es lo más importante que podemos hacer en consulta por ti, por tu hijo o hija y por la salud familiar. De verdad, hacer pulpotomías, colocar coronas o mantenedores de espacio claro que lo sabemos hacer, pero es la respuesta al fracaso de la educación sanitaria, que es nuestra primera obligación.